La publicidad es una forma de comunicación que se vale de técnicas y estrategias para captar la atención del público mediante una comunicación que impacte y mueva las emociones. Una forma de conseguirlo es mediante el lenguaje.
El lenguaje promocional se define como el conjunto de técnicas que ayudan a impulsar la venta de productos y servicios, así como fomentar nuevos hábitos en el consumo y marcar tendencia. Se debe utilizar adecuado a los valores de la marca, para poder ser recordado de manera sencilla y para llamar la atención.
Además, tiene diferentes funciones. Como la apelativa, para llamar la atención del receptor; la emotiva, que nos comunicará con los sentimientos; poética, ya que hay un tratamiento retórico y estilístico; la referencial, ya que alude al producto, marca o servicio que se promociona; finalmente, la metalingüística cuyo objetivo es usar palabras o expresiones con un efecto determinado.
Muchas marcas empiezan a adaptarse a las nuevas generaciones, utilizando sus palabras y expresiones, para llegar a este público joven e introducirnos en su “mundillo”. Pero las palabras son un arma de doble filo, ya que pueden servir para interactuar mejor con las personas o alejarlas.
Centrándonos en la generación Z, nacidos entre 1994 y 2010, pues se ha visto afectada por la influencia de Internet, redes sociales, videojuegos, música, etc.. Y por ello, han desarrollado una jerga muy particular, a veces, difícil de entender por el resto de personas.