La cultura Coreana, cada vez se encuentra más presente (y petándolo) en todo el mundo. Desde el fenómeno del Gangnam Style con el cantante Psy en 2012 se podría decir que no ha parado de crecer. Una cultura que se abrió paso por Asia hasta Estados Unidos gracias a su comunidad Coreana y que, finalmente, ha llegado a Europa y España arrasando entre los adolescentes, un segmento que ha mirado cara a cara a la cultura latina ya predominante.
Otros países asiáticos con un éxito cinematográfico tremendo dentro de sus fronteras no han tenido tanta expansión, en el caso de India o Japón. No es el caso de Corea del Sur, quien ha buscado en los últimos años los mercados internacionales, llegando incluso a conquistar los festivales más prestigiosos como Cannes, o a asaltar la cima de los Óscar americanos. Y es que si algo define su cine es la capacidad que tienen de hacer películas comerciales sin perder de vista hacer reflexionar al público. Mientras nosotros tenemos una barrera más marcada entre el cine comercial y el arte cinematográfico, Corea manda a festivales películas que llenan sus salas de cine y viceversa. Como prueba sus dos éxitos audiovisuales más sonados: Parásitos, con un Óscar a mejor película y el Juego del Calamar, vista en más de 80 países.
Los grupos de K-Pop o Pop Coreano son en realidad imitadores de la música pop estadounidense que llevamos escuchando en nuestra cultura décadas. De hecho, algunas de sus letras combinan su idioma con el inglés o son en inglés directamente. Lo fresco y característico es su estética. Es como si hubieran cogido a las boy bands estadounidenses y las hubieran llevado hasta el extremo de su (ya muy resaltada) idealización; Las coreografías se interpretan a la perfección, los estilismos son totalmente impecables y todos sus vocalistas son tan jóvenes como bellos.
Y es que la estética Coreana cambió mucho el siglo pasado. De ser un país tradicional pasó a aceptar la influencia de los Estados Unidos, pasada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la de Corea (1950-1953). En los años 80 los jóvenes usaron la moda como símbolo de resistencia frente a un gobierno muy conservador, lo que dio un empujón tremendo a su modernización.
Una de las particularidades de la cultura coreana es que sus leyes no permiten hacer cortes comerciales durante la programación de su televisión abierta. Tan solo entre programa y programa, o entre película y telenovela coreana pueden hacer pausas comerciales, con un tiempo también determinado por ley.
Esto promueve que el product placement tenga una presencia bestial en sus ficciones, dando lugar a capítulos totalmente cargados de marcas de todo tipo, que utilizan los personajes durante la trama. Estos personajes famosos normalmente suelen acompañar a la marca en otros medios posteriormente; como en posters, anuncios o contenidos de la marca en redes sociales. Los coreanos forman parte de una cultura en la que la tendencia es respetada y seguida al pie de la letra. Por esto esta fórmula tiene un gran éxito ahí.
Solo tenemos que darnos una vuelta por uno de sus supermercados para darnos cuenta de lo influenciadas que están las marcas por la cultura pop coreana, en sus colores llamativos, o incluso en los propios referentes que anuncian los productos, siendo los integrantes de grupos como BlackPink o BTS los anunciantes.